Ayer soñé con un Bup.
Yo iba hacia la escuela, y me pesaba la cartera. Entonces vi una flor bonita en el jardín donde viene el autocar, y fui a verla, y cuando la toqué salió un Bup muyyy pequeñito, pero me miró y se fue brincando. Y no hizo “croac”, ni nada.
Entonces vino mi mamá y me despertó, y me dijo que era Sábado y que íbamos a casa de la abuela, y que yo me quedaba a dormir, pero mi hermano no, porque le había invitado el vecino.
Una vez fui a dormir a casa de mi prima, pero ya va a sexto y no le interesan los Bups, sólo los chicos de octavo, y es un poco tonta. Todo el rato se miraba en el espejo, y yo me aburría y observaba mis zapatos, y pensé que rosas serían más bonitos. Y me acordé de que los Bups no llevan zapatos.
Me da miedo ir a sexto. Hay que aprender cosas muy difíciles, porque vi la pizarra una vez y había muchos números, pero yo no entendía nada. A mí me gustan los conjuntos, y pintar elementos de colores cuadrados y redondos, y hacer subconjuntos, y eso….
Es divertido ir descalza por casa, pero mi mamá me riñe porque dice que me voy a resfriar, y que me tengo que poner las zapatillas. En la torre de Alarcón, hay que dejar un zapato para inscribirse. No sé si valdrán las zapatillas. Las mías son azules.
A lo mejor los Bups sí tienen zapatillas para no resfriarse. No sé si se resfrían allá arriba, en la ventana, cuando llueve y miran.
Cuando me resfrío toso y tengo mocos, y a veces no tengo que ir a clase, y me puedo quedar en casa dibujando cosas, y dibujo Bups, y hormigas...
Cuando me toque ir a sexto, le diré a la señorita que no puedo porque me duele mucho la garganta, y ya está. Así no tendré que copiarlo todo en el recreo.
Pero entonces me tendré que quitar las zapatillas sin que mi mamá me vea.
Y los zapatos.
Los Bups tampoco llevan zapatos.
Aunque a mí me gustaría tener unos rosas.
(Dibujo para este texto: Camelia Davidescu)
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