A veces estoy triste.
Siempre que estoy triste por la tarde, salgo a la ventana y miro, porque donde vive mi abuela hay muchos pájaros volando.
Y miro el cielo, tan grande, y pienso en los Bups... Pero entonces viene mi abuela, y me dice que tengo que merendar.
Me encanta el pan con chocolate. Nunca estoy triste si hay pan con chocolate. En la torre de Alarcón, los Bups comen un montón de chocolate, además de hormiguitas. Supongo que por eso están tan y tan gordos.
Un niño de mi clase está muy gordo, y su mamá no quiere que coma chocolate, ni nada... Y entonces se pone triste, y no tiene bocadillo, y a mí me da mucha pena, y le quiero dar la mitad, pero la señorita no me deja.
La tristeza es una cosa triste. No sé qué hacer, sólo mirar por la ventana.
Por eso la tristeza en tan difícil de explicar, como la sensación de querer volar bien alto pero tener miedo a caerte. Por eso mi mamá no quiere que suba a la Torre de Alarcón.
Los Bups pueden volar por el cielo todo el rato que quieran, igual que un pájaro y mejor que un avión, porque no hacen ruidos y van solos....
Pero los Bups, que vuelan, a veces también están tristes y brincan.
Así que no entiendo por qué uno quiere volar cuando está triste.
A lo mejor es mentira.
A lo mejor es porque el aire te hace cosquillas en los pies.
A lo mejor es porque, volando, te olvidas.
(Dibujo para este texto: Camelia Davidescu)
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