(Poema a mi padre. Para siempre. Compartido el sentimiento y regalado a Remedios Garrido, una mujer de bandera)
Cada día te vas.
Otra vez...
Cierro los ojos
-palpitando-
Aprieto los puños
-oprimidos-
Sangran mis dientes
-en silencio-
Como si muriera un poco
yo,
sin ti.
Caigo al suelo
(y gimo)
Miro al cielo
(y lloro)
Te recuerdo...
(¿Me recuerdas?)
Esa madeja que nos ha tejido...
Se me inundan las memorias.
Se desmaya el pensamiento.
Se me escapan las edades.
Blasfemo contra el tiempo.
Ya es un ovillo...
Y dibujo tu silueta en las entrañas
de la tierra,
y excavo jadeante hasta su centro,
y sólo pienso -impotente- en encontrarte.
Y transformarte
en mí.
-Transformarme en ti-
Y me suicido con no-olvidos sin saberlo,
y canto el tú que de ti tengo.
Y te pido perdón
por no haber sido.
Y quiero ser eternamente
tu más íntimo silencio
a gritos.
(Dibujos para este poema: Camelia Davidescu)
Todos venimos y nos vamos, es ley de vida, pero seguimos estando mientras alguien nos recuerde, y siempre quedará algo de lo que hemos hecho en nuestro camino por la vida. Tu padre puede estar orgulloso de sus hijos.
ResponderEliminarAsí pienso y siento yo también,Jaume. Un placer tenerte aquí.
ResponderEliminarTu padre, y el mío, lo están leyendo.
ResponderEliminarSi, se siente esto que has expresado tan bien. Exactamente esto.
Gracias por compartir tu sentimiento y tu gran poema. Un beso.
A tí, querida Duna. :))
ResponderEliminarAmiga mía. He venido a escucharte desde lo más profundo del alma.
ResponderEliminarPara mamá abrí un blog en el que le escribí cartas durante un tiempo, porque me era imposible vivir la soledad de no poder hablarle más.
Ese desgarro es algo que sólo se reconoce cuando se ha estado allí.
Nada consuela. Nada.
Besos
Mi querida e inquieta maña... Qué vamos a decirnos.... UN BESO Y UN ABRAZO.
ResponderEliminarAh!! Hay dos poemas encapsulados, uno dentro del otro.
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